Todo bogotano que se precie de serlo conoce la historia del Estadio El Campín, de como Don Nemesio Camacho, ilustre cachaco ex gerente del sistema Tranvía de la capital colombiana donó su Hacienda El Campín aledaña a la antigua Calle Cundinamarca para que en sus terrenos se construyera un gran estadio, que tanta falta le hacia a la ciudad para los primeros Juegos Bolivarianos, por allá en 1938.
Luego de un año largo, ayer regresé al Nemesio Camacho "El Campín", alentado por mi equipo del alma, por el inicio de una nueva etapa tanto administrativa como deportiva, con la ausencia de los fantasmas como López o García y con la certeza que con la barriga llena, el corazón esta contento y así los jugadores, con quienes se pusieron al día en pagos el viernes, saldrían a darlo todo en la cancha.
El ambiente no
Ya adentro, la parte occidental del estadio no se diferenciaba mucho de lo que es hoy la Avenida El Dorado, o de la Carrera 10. Escombros por doquier, la silletería lenvantada casi en su totalidad, y una visión un poco escabrosa de lo que en algún momento fueron los palcos y las cabinas de prensa. Era una tribuna fantasma, la de occidental en el Campín.
Pero el resto del estadio era un carnaval, azul como el cielo, azul como el mar cristalino, como nos apasiona a los hinchas del Ballet Azul ver el estadio. En norte los comandos cantaban y saltaban alentado al club, en sur la "Blue Rain" dejaba ver la grandiosa bandera con los colores y el escudo de nuestra amada ciudad. Las barras que normalmente se asentaban en occidental colmaron las tribunas superiores de la parte opuesta, y entre ellos un improvisado sitio para la prensa.
Cuando los 11 jugadores vestidos de azul saltaron a la cancha todo estalló en jubilo, y el corazón comenzó a palpitar cada vez mas fuerte, la ilusión del comienzo de un nuevo torneo se acrecienta en el cuerpo y cuando el juez central da el pitazo para que comiencen las acciones, la mirada al cielo es inevitable, pidiendo a Dios que este si sea el campeonato que nos traiga la décimocuarta estrella.
El primer tiempo fue de altos y bajos, Millonarios controlaba el esférico, pero el Cali trataba de aprovechar la velocidad de su joven delantero Castillo y así llegaron con relativo peligro al arco defendido por Obelar. Luego de 30 minutos la ansiedad aumentaba y el descuido de no llevar cigarrillos me empezó a pasar factura.
Faltando un minuto para el termino de la primera etapa y luego de una jugada

Para la segunda etapa el control del balón fue de nuevo del local y el Cali no mostraba mucho, Millos tocaba y tocaba pero no tenia profundidad. En un par de ocasiones estuvimos cerca del segundo, pero la redonda, caprichosa como una novia enojada, no quiso entrar y darnos otra alegría. Las uñas se me fueron en los últimos 10 minutos, pues el equipo se metió atrás y los azucareros buscaron con ansias, pero desorganizadamente el empate.
Con el pitazo final la alegría fue inmensa, se inicia el camino de este torneo con una victoria, clara y merecida, frente a una ilusionada hinchada que le cree a este nuevo proyecto y que salió del estadio vitoreando, cantando, alegres como hace mucho no estábamos.
El camino hasta ahora empieza, es largo y hay muchas cosas por mejorar, pero se nota el cambio administrativo, la mano del técnico y la disposición de los jugadores. Como diría mi sabio padre, todo es paso a paso, pero el primero fue con el pie derecho, o con la izquierda de Vásquez, pero fue un buen primer paso.
Ganó Millonarios y hoy soy feliz...!!!.
Absalom Herrera Acero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su opinión es importante para nosotros, sin embargo si va a opinar hagalo con respeto y tolerancia... Cualquier comentario que tenga lenguaje ofensivo, intolerante o racial sera eliminado...
(por favor firme su mensaje, asi sabremos quien nos visita)